
Lara
Estar informado, en la escuela y en la casa
Por Karina Peraza Rodríguez
A sus 13 años, Álvaro* llevaba cuatro siendo abusado por un hombre de confianza de la familia. Él no entendía qué pasaba; no sabía si lo que ocurría estaba bien o mal. El tema de la sexualidad no se hablaba en su hogar. Y en la escuela, tampoco. En aquel entonces, el acceso a internet no se había masificado.
En el colegio –ubicado en Barquisimeto, estado Lara– comenzaron a llevar a los estudiantes a unos espacios llamados Infocentro, donde había computadora con conexión internet. Les permitían navegar durante media hora. Uno de esos días, Álvaro escribió en el buscador algunas palabras claves que resumían eso que el hombre allegado a la familia le hacía de tanto en tanto. Y así, por primera vez, leyó la palabra: “Abuso”.
Entendió que debía poner un parado. Más tarde, aún con miedo, se armó de valor.
“Cuando él me dijo: ´Vamos porque vamos´, yo le dije: ´No, porque eso es abuso, es acoso y eso es condenado por la ley; y si sigues, llamaré a la policía´”.
Ese día se salvó, cuenta ahora, 27 años después.
Le dijo a una profesora lo que estaba atravesando, y esta fue muy comprensiva y lo impulsó a asistir a terapia. Álvaro ha reflexionado sobre lo importante que fue haberse informado. Ahora les habla mucho a sus dos sobrinos adolescentes. Les ha dicho qué es abuso. Y que deben cuidarse en el colegio.
Por cuenta propia
Profesores consultados, de los últimos grados de primaria y de media diversificada en colegios públicos de Barquisimeto, coincidieron en no han recibido formación para abordar temas de educación sexual. “Más por instinto que por la preparación que tenemos, uno sabe cuando un alumno puede estar teniendo problemas de maltrato o abuso”, asegura la profesora Yoli Sira. Quienes han observado que es importante hablar de esos asuntos, preparan clases con los recursos que tienen a la mano, investigando por cuenta propia. “En esas clases, los chamos tienden a preguntar mucho; son muchas las dudas que tienen, y eso da cuenta del desconocimiento”, relata Karin Suárez, profesora de un liceo ubicado del oeste de Barquisimeto.
Hay algunas iniciativas que podrían paliar la situación. Funcionarios de las seis delegaciones del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) de Lara, por ejemplo, semanalmente acuden a las escuelas a impartir charlas de orientación a los niños y adolescentes. Pero siempre lo hacen cuando los liceos les solicitan que vayan, cosa que, comentan los funcionarios, ocurre poco. Han llegado a dar, máximo, 12 charlas al mes.
Aclarar dudas en las redes
Sebastián es un adolescente de 15 años. Vive en Barquisimeto. Él dice que prefiere hablar con sus amigos sobre la sexualidad, porque entre ellos se entienden de mejor manera que con los adultos. Cuando tienen dudas, indagan en las redes sociales. Otros 10 niños, niñas y adolescentes consultados para este reportaje, coincidieron con Sebastián: casi a coro dicen que es poca la información que han recibido sobre asuntos relacionados a la sexualidad, educación reproductiva o sobre el abuso; y que en las redes sociales sacian su curiosidad.
Vanessa Mariño observa esa realidad con preocupación. Ella es madre de dos: una adolescente de 16 y uno que acaba de cumplir la mayoría de edad. En casa habla de forma muy clara con ella: “Mantenemos una comunicación fluida, le digo que las relaciones sexuales deben ser consentidas, le he explicado que se considera un abuso, cosa que a mí nadie me explicó”. Pero esa conversación nunca la tuvo con su hijo varón: solo le habló del respeto a la mujer y de las enfermedades de transmisión sexual. “No me pasó por la mente que él también podría ser víctima de un abuso sexual”.
Un círculo vicioso
Yosmary Daza, defensora educativa y abogada, explica que el abuso sexual constituye una lesión no solo física sino psicológica, y es algo que perdura en el tiempo. Por eso, es un tema importante para abordar con el niño, niña y adolescente. Ella ha dictado algunas charlas sobre prevención y, en medio de esas sesiones, ha podido detectar casos de abuso: “Algunas rompen en llanto en medio de la exposición; otros, preguntan que si un tío las toca se considera abuso, y cuando uno indaga, se encuentra con que algo pasa”.
Episodios como esos, dicen profesores, subrayan la necesidad de crear una materia que aborde estos temas. Pero hay padres que, llevados por los tabúes, se molestan ante esa idea: “Alegan que son unos niños, que no deben saber de estos temas ”, cuenta la profesora Karin Suárez.
A su juicio, ello no hace sino afianzar un círculo vicioso: “Los niños, niñas y adolescentes de alguna forma hablaran o buscarán información sobre el tema sexual y seguro van a conseguir informaciones erróneas e incompletas entre amigos y redes sociales, por eso es importante que el educador o un especialista sea quien explique el tema, porque lo va hacer con las palabras y de la forma adecuada”.
La defensora Daza sostiene que una de las soluciones para el problema es que, además de educar a los niños y adolescentes, se formen a los padres y representantes. Cree necesario que se conformen equipos multidisciplinarios que trabajen en todas las instituciones. Que haya formadores, orientadores y garantes de la prevención y seguridad de los niños, niñas y adolescentes en todos los niveles. Daza argumenta: “Cuando falla la casa, la escuela comienza a tener un rol súper importante, incluso doble, porque debe hacer el de la familia y el de la escuela; y cuando me refiero a escuela no solo a la primaria, también a la secundaria”.