Skip links

Zulia

“No sabemos qué está bien ni qué está mal”

Por Francisco Rincón

—Si te vais a meter en la cueva, ponete gorro, que ahí hace frío —le dijo su tía Ana* a Carlos*.

—Quedate tranquila, yo sé —respondió el adolescente, sonriendo y casi sonrojado.

Aunque su tía habló con eufemismos, él entendió a qué se refería: lo que trataba de aconsejarle era que, en caso de mantener relaciones sexuales, usara preservativo. El chico, de 16 años, narra el episodio como un momento incómodo. A muchos de sus contemporáneos en el estado Zulia les sucede lo mismo al hablar del tema con sus familiares o docentes: no se sienten en confianza, más bien se avergüenzan.

Así lo dice la mayoría de los jóvenes consultados para este reportaje. La poca información que han recibido sobre sexualidad, dicen, fue en 5to y 6to grado. Ahora, en el liceo, los contenidos sobre el tema se han centrado en el funcionamiento del aparato reproductor femenino y masculino, los métodos anticonceptivos y las  infecciones de transmisión sexual.

Tati* tiene 17 años, cursa 5to año y lamenta que esa sea la situación: 

—A los hombres no les dicen que no tienen que tocarnos si no queremos. Es como que ellos tuvieran libertad ilimitada, y nosotras la carga de cuidarnos. Es que nadie nos educa para ello: Sin gorrito no vais pa la fiesta”, es lo que me han aconsejado algunos familiares. Por curiosidad le he preguntado a personas de confianza, y me han explicado algunos aspectos. Los profesores no nos hablan sobre el abuso, y uno siente vergüenza porque parece un tema prohibido. Y no sabemos qué está bien ni qué está mal.

Esto sucede en Zulia, un estado en el que el abuso sexual infantil va en aumento, de acuerdo con los registros de la organización Observatorio Venezolano de Violencia. Cada tres días, un niño, niña o adolescente es víctima de este delito, según información recopilada entre enero y julio de 2024 de reportes de la Policía del Zulia, Polimaracaibo y la Policía de San Francisco (Polisur). Y es justo esa realidad la que hace indispensable la prevención.

Sin herramientas

Los docentes son eslabones claves para la prevención. Para ellos, la tarea sigue siendo desafiante. En muchos casos, sienten que no tienen los conocimientos para educar en prevención del abuso sexual infantil. Algunos de los consultados dicen que se han capacitado con ONG o por iniciativa propia, pero coinciden en que la formación por parte del Estado es casi inexistente.  

Varios de ellos, incluso, desconocen dónde están las instituciones municipales para la protección de niños, niñas y adolescentes y que en el estado hay una tutora regional de educación integral de la sexualidad del Ministerio de Educación. Otros preparan material que sacan de libros, páginas de internet o de aplicaciones como Pinterest. Coinciden en que sienten la necesidad de que en las escuelas haya un equipo multidisciplinario (trabajadores sociales, orientadores, psicólogos y hasta abogados) que contribuyan a la prevención del abuso sexual.

La Zona Educativa ha ofrecido a algunos docentes formarse en educación sexual integral, pero muchos no han podido asistir porque no pueden pagar los pasajes para ir a capacitarse.

La consecuencia es que los docentes terminan sintiendo inseguridad y miedo de hablar de estos temas por temor a represalias.  “Uno prefiere que el alumno no te cuente nada y no darnos cuenta. Si nos preguntan, uno opta por reprimir la información. O buscamos a terceros para ayudarlos o les decimos que vayan con algún familiar”, confiesa una profesora.  Otra lo dice así: “Solo respondo cuando surge alguna duda del alumno, cuando me preguntan directamente”.

Silencio en casa

En los hogares la situación no suele ser mejor. Padres, madres y cuidadores consultados dicen sentir vergüenza al hablar de la sexualidad, y aseguran no estar preparados para responder las dudas de los niños, niñas y adolescentes.

—No hablo mucho con mi hijo, y es difícil, porque los adolescentes quieren tener decisión propia y no escuchan a uno —cuenta un papá. 

Una cuidadora, por su parte, lamentó que de estos temas ahora se hable menos en el liceo: “Porque solo le dan clases dos días a la semana y unas poquitas materias”.

Por la prevención

Hay, sin embargo, algunos esfuerzos. Yanitza Hernández, presidenta del Consejo de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes del municipio Maracaibo (COMUDENNAM), asegura que, con un equipo multidisciplinario, hacen charlas, talleres, conversatorios, mesas de trabajo y cine foro en comunidades y escuelas para prevenir sobre el abuso, y para informar las rutas de atención. “Siempre hay una cifra oscura de abusos sexuales. No todos se sienten seguros de denunciar y eso es parte del ciclo de ese tipo de violencias que cuesta tanto romper, más cuando la víctima y el victimario forman parte de la misma familia. Por eso damos mucha importancia a proyectar este tema en escuelas y comunidades. La información es la manera de evitar que un espacio que debería ser seguro sea un caldo de cultivo de estos delitos”, dice.

Una fuente del Consejo Municipal de Derechos para la Protección del Niño, Niña y adolescente del Municipio San Francisco, explicó que también hacen campañas off line y dan charlas, talleres y mantienen conversatorios en comunidades, centros educativos o en donde lo soliciten. Por su parte, funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y Polisur señalaron que dan charlas preventivas a docentes y alumnos.  

Son iniciativas valiosas, pero focalizadas, que aún no se han masificado. Dentro de varios meses Tati* será adulta. Está a punto de cumplir 18 años. Al reflexionar sobre la situación, dice que no quiere que sus primas y amigos crezcan sin saber cómo prevenir el abuso sexual. “Me gustaría que estos temas no los den por darlos. Más bien deberían darnos estas clases con sensibilidad, empatía y con el interés de que realmente lo entendamos. No para cumplir y ya”.

* Nombre ficticio para proteger la identidad de la adolescente.